Es la persona que mejor conoce de legislación minera en nuestro país, se llama igual que una recordada actriz mexicana, con muchos años menos por supuesto, menuda, de baja estatura, ojos vivaces y un hablar apurado, como si supiera que falta tiempo para decir todo lo que quiere contar, como que no le alcanzan las palabras para revelar todo lo que guarda un cerebro privilegiado que conserva intactas las leyes que regulan ese mundo que hace del Perú una economía privilegiada, gracias al cobre, oro y plata, el aluminio y el molibdeno, a todos los elementos de la tabla periódica de Medeleiev.
Conocí a Clara García Hidalgo en Cajabamba, Cajamarca, cuando coincidimos en el mismo bando, en una batalla que tuvieron que librar empresarios canadienses para desarrollar el proyecto minero de Las Algamarcas, ahora en plena explotación.
Hasta ese valle espectacular debía trasladarse para defender el derecho de los legítimos propietarios de una antigua mina que estuvo inactiva por mucho tiempo.
Fue una batalla dura y peligrosa que afrontó con valentía y especialmente con la seguridad de contar con la ley a su favor y el conocimiento suficiente para hacer respetar las normas, allí donde suelen aparecer tiburones de un mar muy agitado.
Hace muy poco que el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico INGEMMET bajo la jefatura del ingeniero Henry Luna, la distinguió en un grupo de destacadas personalidades de la minería, entre los que estaban Carlos Gamarra Ugaz, Oscar González Rocha, Mario Urbina Schmitt. Alfredo Pardo Arguedas, José Veliz Bernabé, Celso Cajachagua, Walter Casquino y Manuel Aldana Álvarez.
Se trata de una gran dama que merece muchos más reconocimientos, de un sector que suele descuidar a sus héroes preocupados por las dificultades que deben afrontar a diario para desarrollar la minería dentro de la ley.
El Heraldo del Ingeniero, que dirige Edgard Medina Zevallos, en su último número, dedica un amplio espacio a destacar los logros del INGEMMET.