En el centro del Perú, en el lado oriental de la cordillera de los Andes está la ciudad de Huánuco, que en 1543 recibió el título de la muy noble y muy leal Ciudad de los Caballeros de León de Huánuco, como reconocimiento por los servicios prestados al Reino Español.
A los huanuqueños les dicen los leones, como el más popular de sus equipos de fútbol y no por la presencia de esos temidos felinos. Como mucho podría verse por ahí algún puma o jaguar.
Ciento 77 años después de recibir el premio que les concedió el gobernador del Perú Cristóbal Vaca de Castro, del entonces Reino de León, se olvidaron del título y el bonito escudo con el león protagonista, para ser los primeros en proclamar su independencia de España en 1820.
De aquí mismo salió el coronel Leoncio Prado, con sus batallones de guerrillas y montoneros para combatir al ejército chileno en la Campaña de la Breña.
Un antiguo puente de 60 metros de extensión sobre el rio Huallaga, construido con piedra de canto rodado, cal, arena y clara de huevos, es también el enlace con una ciudad dueña de mucha historia, desde antes del imperio incaico.
Son diversos los lugares arqueológicos en permanente atención de profesionales que trabajan en su rescate y Kotosh es tal vez la muestra más representativa, con el templo de las manos cruzadas, a cinco kilómetros de la ciudad y parte de una cadena de templos similares.
La catedral y las iglesias de San Cristóbal y San Sebastián, Tomayquichua, Quicacan, Andabamba y Tantamayo son solo algunos de sus numerosos atractivos turísticos que tienen su lado amazónico en el Huallaga y andino en la cordillera de Huayhuash.
La danza de los negritos de Huánuco es famosa por su solemnidad y colorido y forma parte de la manera como suelen celebrar diversas fiestas cívicas y religiosas.