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sábado, noviembre 23, 2024

CHIQUI CHIARELLA

Con proponérselo o no, Chiqui Chiarella nació para ser ídolo de grandes y chicos, impresionados siempre por sus hazañas, por la forma como asume la vida, por la manera generosa como sabe demostrar su amor por la tierra que lo vio nacer.

No sé quién tocaba el bombo con más fuerza, si Chiqui o César Raffo pero ambos le ponían tanto empeño en el asunto que temía lo rompieran en cualquier momento.

Así lo recuerdo de cuando estaba estudiando y también como un joven atrevido en el mar, en los veranos en la Boca del Rio, nadando lejos de la orilla, desafiando a las olas, expuesto a las corrientes que se forman de manera sorpresiva y que irremediablemente se estrellan contra los roquedales o los arrastran cada vez más lejos de la orilla.

Gustaba usar el cabello rubio largo, adelantándose a la moda que luego impuso el grupo inglés de Los Beatles.

Su popularidad creció cuando en el arco del Club Bolognesi llegaron a campeones de la Copa Perú y consiguieron competir con éxito en la liga profesional, de la mano de Jorge Luis Sanpaoli, un entrenador que ahora hace historia en el fútbol de Europa.

Entonces Chiqui se lució junto con el Muca Medina, el Camote Vásquez, Klever Gonzáles y Jaime Tejerina, entre varios otros.

Su afán por desafiar al peligro lo llevó a treparse a lo más alto de un alto eucalipto para izar una bandera roja y blanca de la patria,  como cuando la ciudad estaba tomada por el ejército chileno, cuenta la tradición.

Esto sucede cada 28 de agosto, aniversario de la reincorporación de Tacna al territorio nacional, en un almuerzo amenizado por canciones rescatadas del tiempo de la ocupación.

Chiqui es uno de esos tacneños que marcan época y sirven de ejemplo.

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