Aníbal Torres, más conocido en el periodismo como “muchachito tonto” estuvo ayer en el congreso, invitado por la comisión que investiga el uso indebido de aeronaves militares durante el régimen de Pedro Castillo.
El ex primer ministro dijo no ser él quien hacía las coordinaciones para el uso de los aviones, ni mucho menos conocer qué personas viajaban. En algún momento negó ser comunista “porque soy católico” dijo, pretendiendo desconocer la larga historia de curas católicos enredados en la telaraña de esa anacrónica ideología.
Salomón Bolo Hidalgo es el nombre de un sacerdote católico que formó parte del grupo que fundó el partido político Frente de Liberación Nacional FLN, que participó, con poca suerte, en las elecciones de 1962.
Eran comunistas, tanto así que el Partido Comunista fue el gestor de esta nueva agrupación, con el apoyo de Cuba y de Fidel Castro y lo que aparenta ser una contradicción no lo era para quienes, desde su particular punto de vista, es una ideología compatible con la fe cristiana.
El FLN alcanzó en esas elecciones apenas el 2.4% de los votos y su principal bandera de lucha, como en Cuba, era enfrentar al imperialismo yanqui, culpable de todos los males del país.
El cardenal Barreto y obispos como Castillo y Cabrejos, apoyaron la candidatura de Pedro Castillo, que tampoco se reconoce comunista, aunque en el programa de su candidatura proclamaba ser marxista leninista mariateguista.
Barreto debió dejar el cargo de cardenal al cumplir 75 años de edad, según las normas eclesiásticas. El obispo Carlos Castillo Mattasoglio, entusiasta promotor de la teología de la liberación, es ciego para castigar a personas cercanas acusadas de abusos sexuales pero drástico con el cura Meloni, al que sacó del Hospital Rebagliati por criticar a Castillo, el ex presidente.
Proclamarse católico, “muchachito tonto”, no lo exime de ser comunista, violentista, cercano a los culpables de los actos de violencia que siguen cometiendo algunos despistados seguidores del golpista Pedro Castillo.