Especular sobre lo que ocurrió en el VRAEM es lo único que podemos hacer a la distancia, pero insinuar que es una maniobra de la derecha solo puede caber en la mente afiebrada de quienes con la misma estrategia pretendieron eludir la agresión sistemática a periodistas que cubren la campaña de Pedro Castillo.
Los valles de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro VRAEM, son una zona declarada en emergencia desde hace muchos años, debido a que se convirtió en refugio de remanentes de Sendero Luminoso que encontraron ahí el escondite para huir de Fuerzas Armadas.
Por el Sendero Luminoso de Mariátegui, es su lema y pertenecen al Partido Comunista del Perú, de orientación marxista, leninista, maoísta, una de las diversas variantes del socialismo criollo.
Pretender que alguien de derecha los convenció de cometer estos asesinatos, como un sicosocial inoportunos para ellos y perjudicar la candidatura del candidato Castillo resulta esquizofrénico.
Es un error de los muchos que está cometiendo la izquierda como el ataque a periodistas, la orfandad de un equipo técnico, complicidad con el corrupto Vladimir Cerrón y ausencia de propuestas constructivas para el desarrollo nacional.
En cambio, resulta mucho más verosímil pensar que los terroristas que dominan el VRAEM, al sentirse ganadores prematuros de la elección y seguros de alcanzar impunidad, comenzaron una nueva etapa que busca reforzar su metodología para alcanzar el poder. Es un mensaje que advierte que eso les va a suceder a los que votan por Keiko.
Abundan pruebas de la vinculación de personas cercanas al candidato de Perú Libre con Sendero Luminoso, Movadef, Conare y otros instrumentos de la misma ideología.
Perú Libre es Sendero Luminoso y quienes no quieren aceptarlo esconden una vocación violentista o padecen una aguda miopía política.
Como los Francisco gustamos de los poemas, hace un tiempo recordé ese de Vallejo que dice…”esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos