No procede convocar a un referéndum que llame a la formación de una asamblea constituyente sin que exista un proyecto de reforma que pase antes por el Congreso de la República. Eso está establecido en una ley que tendrían que derogar para atender la pretensión del comunismo internacional.
De modo que el pedido formulado por el presidente Castillo y el presidente del consejo de ministros para que una Asamblea Constituyente elabore una nueva Constitución Política, no procede, es humo, son fuegos artificiales.
Insisto en aprovechar la idea del ejecutivo para hacer otra consulta, que, a diferencia de ese proyecto inconstitucional, podría poner fin al calvario que vivimos los peruanos con un gobierno incompetente y corrupto. La pregunta sería ¿Está de acuerdo con poner fin a este gobierno y convocar a nuevas elecciones presidenciales?
Si la mayoría dice que no Castillo seguirá gobernando y no pasó nada, habrá que soportarlo hasta el 28 de julio del 2026, pese a su evidente incompetencia y proclividad a lo clandestino.
El sí o el no dejan a un lado el voto ámbar al que con frecuencia recurren algunos congresistas, niños y ñaños, que disimulan su apoyo comprado con un plato de lentejas.
Si tanto les gustan los referéndums aquí está la oportunidad esperada para terminar de una vez con la descarada repartija del presupuesto público, las corruptelas de los sobrinísimos, las mamaderas de las consultorías y asesorías millonarias, el club chino de la corrupción, la destrucción de las instituciones, el copamiento de la administración pública, la injerencia en los ascensos militares y policiales, los fiscales amaestrados y jueces provisionales, el maridaje con sendero y tupamaros, el chantaje a las grandes empresas, la destrucción de la economía y el rosario de delitos que desde el poder socavan nuestra precaria democracia.
Vamos al referéndum, pero cambien la pregunta, por una que no está prohibida en las leyes y ponga fin a este calvario.