Las personas tenemos propensión a determinadas actividades y algunos llegan a extremos obsesivos como aquel aficionado a coleccionar camisetas de jugadores de fútbol, de tal forma que le falta espacio en su casa para tenerlas.
Hay quienes, con dinero, como la ex presidente de Argentina Cristina Fernández de Kirchner que tuvo que construir un enorme hangar para guardar sus autos de colección.
A otros se les da por tener en sus casas numerosos perros o gatos hasta que llega el día que les falta dinero para poder alimentarlos.
Tengo una amiga aficionada a las orquídeas que comenzó a juntar de a pocos y ahora las tiene en toda su casa, convertida en un hermoso jardín.
Otros coleccionan obras de arte y llegan a gastar fortunas con tal de tener cuadros de los pintores más famosos.
No son pocos los aficionados a los libros y para eso instalan anaqueles por toda la casa y las rumas de publicaciones obstruyen el tránsito por los pasillos.
Conozco a otro que ha tenido hijos en varias parejas, tantos que creo que ha perdido la cuenta.
Los gourmet son amigos de paladar refinado y se sienten obligados a frecuentar los restaurantes más caros, aunque en esto gasten una fortuna.
A otros se les da por el tenis y no pueden vivir en paz sin jugar todas las semanas.
A los amantes del mar los veremos siempre respirando el aire puro en la orilla y mirando el horizonte como si esperaran que salga alguien del fondo del océano.
A mí se me da por escribir estas notas y a otros por leerlas.
Cada loco con su tema es una manera de admitir que las personas tenemos aficiones que pueden resultar obsesivas y absorben gran parte de nuestras vidas.