Uniendo cada elemento de la trama se puede llegar a la conclusión que estabas buscando. Cuando asociamos dos o más hechos de una misma historia, aparentemente apartados, es que vamos atando cabos.
Algunas situaciones ocurren en determinado momento y apenas un tiempo después se repite o sucede algo que tiene que ver con lo mismo, entonces es cuando comenzamos a atar cabos.
Atando cabos sueltos, es otra expresión que significa que por ahí dejamos algo pendiente de solución o explicación.
Vamos atando cabos de circunstancias ocurridas en distintos tiempos y escenarios pero que finalmente conducen a una coyuntura que al comienzo resultaba difícil de entender.
Son los investigadores, policías, los que a partir de algunos hechos van atando cabos hasta dar con el ladrón, el asesino, el autor del crimen.
Ir atando cabos es ir poniendo las cosas en su real perspectiva, en el panorama completo y entonces uno entiende del por qué ocurrió tal o cual situación y qué es lo que puede suceder más adelante.
La eventual existencia de un complot se confirma o descarta cuando, atando cabos, encontramos quien finalmente resulta beneficiado con hechos aparentemente dispersos, desconectados.
Atar cabos es razonar con lógica para entender aquello que está sucediendo a nuestro alrededor.