Es una frase que resume en pocas palabras una grave advertencia de quien fue agraviado, defraudado u ofendido.
Es la respuesta ante la negativa de alguien que pudiendo hacer el favor que le pedimos opta por hacerse el desentendido por alguien que se adelantó con una versión asumida en ese momento como verdadera.
Hay advertencias que, como en este caso, suenan más a amenaza.
La ocupación de arriero, socorrida, práctica y muy útil era importante en los tiempos que no había autos, camiones ni carreteras, debe su nombre al oficio de arrear a las bestias de carga, arre, arre, arre.
Era frecuente la necesidad de intercambiar favores y la negativa de alguno empujó a la creación del dicho, que hoy se emplea con relativa frecuencia entre personas de diversos oficios.