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sábado, noviembre 23, 2024

ARBOLITO DE NAVIDAD

Hace un año, el 6 de diciembre, publiqué una nota que recordaba el arbolito de Navidad en mi infancia, que repito con gusto a pedido de Metzu Cabeza, un querido amigo de Ayacucho.

Recuerdo que la fiesta de Navidad comenzaba con el arbolito de pino traído por Meléndez, uno de los jardineros del agrupamiento de las 200 casas. Una rama grande que llegaba hasta el techo.

Era un arbolito natural, cortado de los mismos pinos que había en los jardines comunes o tal vez de alguna chacra vecina, cuando no existían las urbanizaciones de hoy día.

Lo plantaban dentro de un balde con tierra y decorábamos con adornos que se conservaban en pequeñas cajas que aparecían solo en esta época del año.

Algunos de estos adornos eran bolitas de vidrio, muy frágiles que debíamos colgar con cuidado porque se hacían trizas si caían al piso, también pequeñas figuras de plástico de Papa Noel, renos, duendes, estrellas y pequeñas luces de colores que había que reparar para que funcionen. Cuando se quemaba un foquito dejaba de alumbrar todo el juego, estaban en serie.

El arbolito de Navidad tiene origen en el norte de Europa, donde adoraban a Frey, Dios del universo y de la fertilidad y tenían la costumbre de adornarlo en estas fechas, próximas a la Navidad, razón por la que los cristianos lo adoptaron para celebrar la llegada de Jesús.

Hoy los arbolitos son de material sintético, más prácticos y fáciles de armar y desarmar y la competencia entre los fabricantes inclinó la balanza en favor de las luces en paralelo.

Al pie del árbol colocaban regalos envueltos en papeles de colores con motivos navideños, que solía romper con desesperación mientras mi hermano Juan Manuel los despegaba con cuidado para conservarlos y darles posibilidad de un nuevo uso.

Algunos de estos regalos llegaban desde Lima y eran del tío Lucho, hermano de mi padre, que solía enviar las últimas y costosas novedades como autos a pilas o cuerda, enormes trompos de colores, triciclos, aviones o tambores que usábamos, estos últimos, para tener una navidad muy ruidosa. En la parte alta del arbolito colocamos una estrella, la estrella de Belén, que tiene que ver con la alineación de Júpiter con Saturno.

 

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