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sábado, noviembre 23, 2024

AL MAESTRO CON CARIÑO

Nunca habrá una mejor manera de expresar nuestro agradecimiento a Fernando González Quintano, el maestro, que con un sincero gracias, muchas gracias Fernando, no habríamos llegado a esta parte del camino sin tu guía, sin esa ruta que señalaste con paciencia, disciplina, consecuencia, con valores que se enseñan con el ejemplo.

Cuando menos las cuatro primeras promociones de secundaria del colegio Marcelino Champagnat de Tacna tuvimos la suerte de tenerlo como profesor, tutor, guía.

Entiendo son egresados de la tercera promoción los que han hecho posible traerlo desde España, donde reside desde hace algunos años, para disfrutar otra vez de su compañía durante poco más de una semana.

Estuve hace unos días en la cena que organizó en su honor Beto Rejas, su esposa Nacha y sus hijos y pudimos reencontrarnos con Fernando y disfrutar de sus palabras, cargadas de sabiduría, como esperamos sean siempre los mensajes de nuestros profesores.

Hace más de cincuenta años que salimos del colegio, casi sesenta y seguimos aferrados a la necesidad de volver a escucharlo, con ese acento español que no abandona y la firmeza y convicción cristiana de cultivar esa hermandad que predicó Jesús.

Se lo llevaron rápido a Tacna y a la Boca del Río para invitarlo a respirar el aire puro junto al mar y disfrutar del espectáculo nocturno del firmamento.

Habrá desandado sus pasos por una ciudad que conoció distinta, cuando con poco más de 20 años llegó cargado de sueños sospecho distintos a los que encontró en este misterioso país, heredero de un imperio que desapareció en el tiempo.

Encontró a hijos y nietos de migrantes italianos y españoles mezclados con los descendientes de una cultura que asoma tímida entre ritos paganos adaptados a la religión, el pago a la tierra, la pacha mama confundida con la Virgen María, pututos y zampoñas en la fiesta de las cruces, el sonido triste de una quena que llora como la guitarra por miedo a la soledad.

Seguramente volvió a las mismas aulas, detrás del Hotel de Turistas, que paseó durante años vestido con ese hábito negro que alargaba más su delgada figura y dejó para amar y formar una familia.

Cuando publico esta nota tal vez ya esté pensando en el regreso a España, a su tierra, a sus hijos y volverá a tocar nuestros corazones para decirnos que no nos deja, que siempre estará con nosotros a nuestro lado.

Gracias Fernando, muchas gracias, somos tu hechura, te debemos todo.

 

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