Con frecuencia, por no decir a diario escuchamos decir, cada vez que ocurre un asesinato, se trató de un ajuste de cuentas o se sospecha que ese fue el motivo y sin más pasamos a otra noticia.
Pero qué significa ajuste de cuentas ¿acaso alguien dejó de pagar una deuda? ¿tal vez se quedó con parte del dinero de una transacción? ¿le debía plata?.
Todas esas causas pueden ser el motivo que desencadenó el crimen, pero existen muchas más. El precio de una traición, la revancha de una bronca no resuelta, la competencia indeseada o la respuesta a un abuso, la venganza de alguien que se sintió ofendido.
El ajuste de cuentas, en dos palabras, es tomar la justicia con sus propias manos. Es la manera como alguien quiere poner fin a una situación que lo mortifica y puede asesinar con sus propias manos o recurrir a sicarios cuyos servicios abundan en el mercado del hampa.
Pero un ajuste de cuentas no necesariamente tiene que ver son asesinatos, puede ser la exigencia de explicaciones a alguien que no cumplió un encargo, incurrió en infidelidad, defraudó una expectativa o traicionó una promesa.
“Los niños” tendrían que ser sometidos a un ajuste de cuentas en Acción Popular, igual que otros niños de Alianza para el Progreso y Podemos.
Más de un ajuste de cuentas habría que hacer a los responsables de la infraestructura escolar y de los servicios de salud pública.
Ajuste de cuentas necesitan fiscales y jueces de casos como Odebrecht, Dinámicos del Centro, Tiranos del Centro, Club de la Construcción, compra de pruebas rápidas y la mafia china.
Ajuste de cuentas es la invitación que hace el congreso al presidente Pedro Castillo para que responda por las acusaciones contenidas en la moción que pide lo declaren en permanente incapacidad moral.