El congreso debe declarar la vacancia de la presidencia, sacar a Pedro Castillo y que responda desde el llano como es que financió su millonaria campaña electoral con dineros de los dinámicos del centro.
Castillo y su camarilla deben salir ahora, en estos días, antes que sea demasiado tarde, antes que con la complicidad de militares favorecidos con la descarada manipulación de los ascensos decida cerrar el congreso y buenas noches los pastores.
A Castillo lo aplauden revoltosos, los que incendian instalaciones del oleoducto, campamentos mineros y empresas agroindustriales, los que trafican con coca, bloquean carreteras y hacen bulla en la calle.
Ayer anunciaron el cierre de cuatro minas en Ayacucho, con el cuento de la cabecera de cuenca. El agua que discurre por lo que llaman cabeceras proviene de las lluvias, como en todo el mundo, no existe otra explicación. Así es la naturaleza.
No brota en las cabeceras, en la cumbre de los cerros. Es la lluvia que cae… luego vendrá el sereno.
A Castillo no lo apoyan los que cosechan los mares, siembran la tierra y quieren más a su patria. Los que están con Castillo son los que enarbolan banderas distintas a la de Grau y Bolognesi.
Sube el precio del pollo, la gasolina, el pan y el aceite y le echan la culpa a la oposición. Se dispara el precio del dólar y es culpa de la oposición. Hacen fraude en el examen de maestros, manosean el escalafón militar, familiares del ministro hacen contratos millonarios con el Estado y acusan a la oposición. Nombran a una ladrona de tiendas en un alto cargo público y la culpa no es del gobierno. Otros países no aceptan mamarrachos de embajadores y culpable eres tú. Destruyen el ordenamiento del transporte por favorecer a las combis asesinas y tú tienes la culpa. La lista de despropósitos, en apenas cuatro meses es enorme.
Cerrar cuatro minas, como las estaciones de bombero del oleoducto es apenas el primer tiempo de un partido que no quieren jugar los inversionistas. Han cerrado las puertas al capital mundial, pero dicen lo contrario.
No les preocupa la minería ilegal, informal, que envenena, destruye el medio ambiente y no paga impuestos. Los disparos son contra la minería formal que en Ayacucho da empleo a decenas de miles de trabajadores. En lugar de encarcelar a los que quemaron el campamento minero, cierran la mina. Está en cabecera de cuenca.
Por eso se tiene que ir Castillo y su camarilla de corruptos, aliados del narcoterrorismo. Tiene que irse para reconstruir el Perú sin esa cámara peruana de la corrupción, con empresarios modernos y honestos, ajenos a la mafia brasileña del Foro de Sao Paulo.
La ineptitud de nuestros gobernantes, su incapacidad moral indigna y rebela a un pueblo que está cansado de tanto fraude, de tanto ladrón rojo enquistado en los organismos públicos desde hace años, de tanto club de la corrupción, de una ideología cavernaria que fracasó en todo el mundo.
Los tontos útiles que los apoyan no son espectadores, son cómplices de la destrucción de instituciones de la democracia y tarde o temprano tendrán que responder por permitir ese porfiado despropósito de instaurar una dictadura comunista. El poder para hacernos más pobres en un país rico.