Expresé mi rechazó y dejé constancia de mi condena a la actitud del candidato de derecha Rafael López Aliaga, cuando agredió verbalmente a periodistas mujeres de diversos programas, que en mi opinión fue una de las razones por las cuales no pasó a la segunda ronda electoral.
Más adelante López Aliaga reconoció su error y pidió disculpas públicas, pero aprendió que ese tipo de errores no se debe cometer en una campaña electoral.
Después protesté cuando comenzaron a circular en las redes sociales, listas de periodistas y otros personajes acusados de recibir dinero de los candidatos para ser favorecidos en sus comentarios.
Eso es lo que conocemos como mermelada y denigra a la profesión, por culpa de malos periodistas o aventureros que ingresan a los medios de comunicación precisamente para eso, ganar dinero como sea.
Rechacé lo de las listas debido a que conozco a varios cuyos nombres figuran en ellas y me consta son profesionales honorables, víctimas de calumnias.
Ahora condeno y rechazo la agresión física y verbal que reciben periodistas que cubren las actividades proselitistas del candidato de izquierda Pedro Castillo, quien azuza a las turbas al expresarse indebidamente de los hombres de prensa.
Nuevamente los acusa de recibir dinero ilícito para perjudicarlo en sus pretensiones electorales y anuncia que publicará sus nombres.
Después de varias agresiones, contra camarógrafos y reporteros, víctimas de golpes e insultos de grupos de comunistas acostumbrados a estos procedimientos, el candidato ha tenido que salir a pedir disculpas y jurar que defiende la libertad de prensa.
Sin embargo, insinúa habrían infiltrados que buscan hacerlo quedar mal ante la opinión pública, vieja estrategia de los revoltosos de siempre que tiran la piedra y esconden la mano.
Es con turbas azuzadas desde el gobierno como Hugo Chávez y Nicolás Maduro consiguieron hacer de Venezuela una nueva versión de la Cuba de Fidel Castro y eso no vamos a permitir ocurra en el Perú, aunque algunos dirigentes gremiales pusilánimes muestren conductas cómplices con el atropello a los periodistas