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sábado, noviembre 23, 2024

A NADIE IMPORTA LA OEA

Por Néstor Ikeda (*)

Colegas, las de hoy son las posiciones de rutina que adopta la OEA, que no es un organismo multilateral deliberante como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (de su propia jurisdicción) o la Corte Internacional de Justicia. Siempre ha sido así porque está conformado por gobiernos y adopta sus resoluciones solo por unanimidad. Si hay una sola oposición no pasa, cualquiera que sea la propuesta.

En 2009 se activó la Carta cuando el presidente Zelaya de Honduras fue derrocado. Ese fue un pronunciamiento posterior al golpe, al derrocamiento de Zelaya, que en efecto fue el último de su tipo del viejo estilo militar en las Américas. La membresía de Honduras fue suspendida, se expresó la solidaridad de estilo con el gobierno democrático de Zelaya y se pidió la reposición de éste, un político del grupo de Hugo Chávez. Una misión de alto nivel que visitó Honduras fue, como todo lo que hace la OEA, un saludo a la bandera.

Pero, nadie en Honduras le dio bola a la OEA y Zelaya se quedó en el exilio y unos años hasta que Honduras volvió a la organización y Zelaya también retornó a su país aspirando a incursionar en la política otra vez. La OEA es así. Allí no pasa nada. Como siempre se dice en Washington, es un organismo donde van como embajadores elefantes blancos en desgracia de los gobiernos para tomarse unos tragos.

Adicionalmente, colegas, la OEA suspendió (nunca fue una expulsión) a Cuba a comienzos de 1962 alegando que su política de gobierno era incompatible con la convivencia de las demás naciones de las Américas. ¿Le interesó eso a Cuba? No. Es más, cuando en 2009 la OEA, con Insulza (ex canciller chileno de izquierda) como secretario general acuerda derogar esa resolución de suspensión, invita a Cuba a retornar a la organización. ¿Le interesó eso a Cuba? No. Un desaire histórico para la OEA.

Hasta ahora la OEA sigue esperando que Cuba vuelva. El mismo EEUU, por ejemplo, no ha ratificado la convención que creó la Corte Interamericana alegando que si lo hacía podía dar a la OEA una apertura para intervenir en los asuntos internos de Washington, lo cual era inaceptable para la autonomía de las instituciones estadounidenses. ¿Le ha pasado algo a EEUU? No. Nadie se mete con Washington, menos aún en la OEA, a la cual el gobierno estadounidense le da más del 60% de su presupuesto anual para que pueda mantener su burocracia. Claro, políticamente la OEA le conviene a Washington. La sede de la OEA está a poca distancia de la Casa Blanca y el representante de turno puede casi ir a pie a la OEA para «estar en contacto» con el resto de gobiernos de las Américas. Como diría Tres Patines, «cosa má’grande de la vida, chico».

(*)Mensaje dirigido a sus colegas de “La Tertulia del Chivo”. Néstor es presidente del Club de Periodistas del Perú y durante 10 años cubrió información en la OEA para Asociated Press.

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