A veces llegamos a situaciones que demandan respuestas drásticas y radicales y es cuando decimos que, a grandes males, grandes remedios.
Cuando enfrentamos un problema grave no debemos temer adoptar soluciones enérgicas, que pueden ser dolorosas pero necesarias para salir del mismo.
El origen del dicho tendría que ver con la medicina y la necesidad, a veces, se recurrir a una operación o amputación para acabar con la dolencia.