Es un dicho que revela la importancia de llevar una voz de aliento con la intención de consolar a quien vive un momento de aflicción, de pena, de dolor.
La compañía es una manera de confortar y tranquilizar a quien atraviesa una etapa difícil que a todos nos puede llegar en determinada circunstancia de la vida.
Compartir una dificultad con otra persona puede hacerla menos difícil de soportar. Al dividir una pena, dicen los entendidos, reduce el peso de la misma y hace posible afrontar la situación con serenidad.