24.1 C
Lima
domingo, marzo 9, 2025

SIMÓN BOLÍVAR

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco, conocido como Simón Bolívar o El Libertador, nació en Caracas el 24 de julio de 1783 cuando las colonias españolas en América estaban comenzando a cuestionar la autoridad del Imperio español, impulsadas por la Revolución Norteamericana y la Revolución Francesa.

Su familia podía ser considerada como adinerada y eso le facilitó una buena educación en Europa, cerca de nuevas corrientes filosóficas. Su matrimonio con María Teresa del Toro fue breve, ella murió poco después de regresar a Venezuela.

En Europa fue testigo de la coronación de Napoleón Bonaparte, de la ambición de un gran conquistador y también supo de su caída. Los historiadores señalan a Simón Rodríguez como su maestro y guía en la idea de liberar a su país y a toda América del Sur.

Organizó su ejército a partir de 1810 para emprender campañas de guerra que coronó con la independencia de varias naciones americanas. Era un líder indiscutido por sus habilidades militares y administrativas, muy buen desarrollado el sentido de la estrategia y de las distintas tácticas, tejía redes de aliados naturales para fortalecer su ejército y conseguir siempre óptimos resultados.

Una de las obrar más significativas de Bolívar fue la creación de la Gran Colombia, que unía a Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá en un solo Estado. Pero el sueño sufrió la embestida de intereses económicos, políticos y hasta ideológicos.

Bolivar se dio cuenta muy pronto que sus sueños no podrían coronarse debido a estas pugnas y pese a ello proclamó la creación de la Gran Colombia en 1821 y trató de superar todas las dificultades, con una Constitución que  garantizaba independencia y libertad, pero no prosperó, naufragó en medio de una tormenta de ambiciones.

Bolívar llegó al Perú en septiembre de 1823 en un contexto sumamente complejo, inmerso en un laberinto político caracterizado por la presencia de dos presidentes que disputaban el poder, además de un Congreso Constituyente que intentaba establecer un orden institucional. Esta situación fragmentada dificultaba la consolidación de un gobierno central fuerte y efectivo.

El clima de inestabilidad política se agravó en enero de 1824, cuando los realistas realizaron un intento por reconquistar Lima, lo que llevó a Bolívar a tomar la decisión estratégica de trasladar su gobierno a Trujillo. Esta movida no solo era un acto de defensa, sino un paso crucial para reagrupar fuerzas y planificar las próximas acciones militares que asegurarían la independencia del Perú. La culminación de este proceso liberador se materializó con las batallas de Junín y Ayacucho.

Tras asumir la presidencia del Perú, Bolívar inició un viaje hacia el sur andino con el objetivo de consolidar y organizar el nuevo orden republicano. En el Cusco, promulgó una serie de decretos “indigenistas”, para promover su inclusión en la vida política y social del país.

En el Alto Perú, promulgó la constitución vitalicia de 1826, conocida como la constitución boliviana, que estableció un marco legal que buscaba la estabilidad y el progreso de la joven república.

MANUELITA SÁENZ

Manuela Sáenz de Vergara y Aizpuru nació el 27 de diciembre de 1797 en Quito, fue una combinación de valentía, compromiso político y amor por la libertad. Se destacó como militar y política, contribuyendo significativamente a la causa independentista. Su reconocimiento llegó con la orden de «caballeresa del Sol» otorgada por el general José de San Martín en 1822 y el rango de coronel conferido por el Congreso de la Gran Colombia tras su participación en la batalla de Junín.

Tuvo una célebre relación romántica e intelectual con Simón Bolívar, convirtiéndose en su incondicional aliada y confidente. Su papel fue crucial en momentos decisivos, como el intento de asesinato de Bolívar en 1828, donde arriesgó su vida por salvarlo. Su participación activa en la guerra incluyó la batalla de Ayacucho y la gestión de documentos del Libertador.

A pesar de su heroísmo, la vida de Manuelita cambió drásticamente tras la muerte de Bolívar y la desintegración de la Gran Colombia. Enfrentó críticas, persecuciones y el olvido en su propio país, siendo desterrada a Paita, Perú, donde vivió sus últimos años. Falleció el 23 de noviembre de 1856, dejando un legado extraordinario, marcado no solo por sus acciones políticas y militares, sino también por su devoción inquebrantable a Bolívar. Su figura ha sido objeto de reivindicación en años recientes, simbolizando la lucha de las mujeres en la historia de América Latina.

Bolívar dictó su testamento y su última proclama, con el deseo que su muerte contribuya a la paz y la unidad entre los pueblos de América Latina. Falleció el 17 de diciembre de 1830, su frase, “Hemos arado en el mar”.

 

Mas leídos

HAZME LA TABA

JOSÉ DE SAN MARTÍN

Artículo anterior
Artículo siguiente