Es un dicho que se pronuncia cuando hay demasiadas personas en un lugar y llegan más. Se aplica cuando hay exceso de algo malo y todavía aumenta en perjuicio de uno.
Estamos en una circunstancia complicada y se enreda aún más con algún suceso que abunda en el embrollo, en la confusión.
Es una manera sonriente de afrontar una dificultad, es usar el humor para tratar de resolver un problema.
La es usada para dar ánimo a quienes de pronto se ven envueltos en una situación compleja.
El origen podría ser el caso de una dama de la realeza que tuvo varios hijos siendo muy joven y con los años, mucho tiempo después, volvió a quedar embarazada.