AL PAN PAN Y AL VINO VINO
Es un antiguo dicho que sugiere, recomienda y exige llamar a las cosas por su nombre, sin rodeos ni medias tintas, por muy duras y desagradables que resulten, claridad, transparencia y sinceridad es lo que debemos tener en el hablar.
Cuentan que el origen de la expresión nace de una discusión, prolongada y apasionada que sostuvieron Ítalo Calvino, Martín Lutero y Ulrico Zuinglio en torno a la eucaristía.
Zuinglio fue quien llevó la voz cantante y sonante al concluir que se trata no de alimentos esenciales, aunque si representan la sangre y el cuerpo de Cristo. Sólo los representan, dijo, son símbolos.
Es algo que está faltando en el análisis de la inseguridad ciudadana que vivimos en estos días, no estamos llamando a las cosas por su nombre alega López Aliaga, esto es terrorismo urbano, insiste.