No se trata de ninguna dama en particular, es más bien un dicho que se remonta a unos cuantos siglos atrás.
El Rosario de la Aurora forma parte de una costumbre cristiana que consiste en el recorrido que hacían los miembros de la cofradía que lleva su nombre, rezando el rosario por las principales calles del pueblo.
El primer domingo de mayo y la primera semana de octubre, al amanecer, podía verse y sentir los cantos y oraciones de los fieles que madrugaban en estas fechas para conmemorar la victoria de la flota cristiana sobre el ejército turco en Lepanto.
Eso ocurrió el 7 de octubre de 1571y la manera de conmemorar y agradecer a la Virgen María fue con este rito propuesto por el Papa Gregorio XIII.
El Rosario de la Aurora fue posible hasta 1868 cuando corrientes anticlericales comenzaron a promover enfrentamientos con los cristianos, en violentas batallas callejeras que dieron pie al dicho que nos ocupa.