Es un dicho que se escucha en algunos sectores de la población de Chile y se refiere a quienes gustan de sermonear, criticar a los demás, se fijan en los defectos de otros, pero no les agrada que los sermoneen a ellos.
Sócrates y su mayéutica, Platón y su dialéctica, Aristóteles y su retórica, fueron grandes críticos de la antigüedad, pero en el sentido de analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos, en cambio los críticos modernos son personas preocupadas por la conducta de los demás y no se fijan en el espejo de sus propias vidas.
Gustan de hablar a las espaldas de otros, no se atreven a confrontar y decir sus comentarios cara a cara, de frente como los valientes, son cobardes.
El cura Gatica de los chilenos, es ese personaje desagradable amante del chisme que emplea su tiempo en ver lo que hacen las otras personas.
Acusan a los demás de los defectos que tienen ellos mismos, aunque jamás los reconocen.