Al decir “De vuelta al ruedo”, como título de esta columna de opinión, nos estamos refiriendo al Partido Aprista Peruano (PAP) y al Partido Popular Cristiano (PPC), pues ambos han logrado su reinscripción en el Registro de Organizaciones Políticas (ROP), luego de pasar la mar y morena para ello, gracias a la desordenada, exigente y frondosa normativa partidaria y electoral cuyo brazo ejecutor es el Jurado Nacional de Elecciones.
La frase alude al ruedo, escenario de las corridas taurinas, aunque en política el ruedo está en todas partes, especialmente en el congreso de la república.
De vuelta al ruedo es regresar a lo que anteriormente estaba haciendo y en mi caso particular regreso a escribir estos breves comentarios luego de un grato viaje a mi tierra Tacna.
No es que apristas y pepecistas vistan trajes de luces, aunque hay luces que alumbran ahora hacia políticos de los llamados partidos tradicionales, como solución a la escasez de líderes con credenciales democráticas.
La vuelta al ruedo es el premio del público al torero que tuvo una buena faena y recorre el ruedo, recibiendo el aplauso de los espectadores. Igualmente se concede la vuelta al ruedo, durante el arrastre, a los toros que han tenido buena condición para la lidia.