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sábado, noviembre 23, 2024

PERIODISTAS DEL PERÚ Y CHILE DEBEMOS PROMOVER LA PAZ

Quiero comenzar expresando mi sincero agradecimiento a mis colegas de la Federación de Periodistas y Comunicadores del Sur del Perú a la que pertenezco y a su presidente Juan Carlos Sarmiento, por el privilegio que me concede de poder expresar algunas ideas encaminadas a promover un esfuerzo para mejorar el vínculo que une a dos pueblos hermanos.

Agradezco igualmente de manera especial a nuestros colegas periodistas que, desde distintas ciudades y medios de comunicación de Chile, se han tomado la molestia de venir a este Teatro Municipal de Tacna, con el mismo propósito de reforzar nuestros lazos de hermandad.

La reunión en la que participamos ahora es de sumo interés y muy útil en el propósito que compromete a las máximas autoridades de nuestros países, desde hace muchos años, desde hace muchas autoridades.

Queremos que esos esfuerzos no queden en palabras, en discursos, declaraciones, compromisos y acuerdos que después de todo se quedan solo en eso, en palabras.

Queremos de todo corazón que lo que hagamos de aquí en adelante se convierta en derrotero que, como buenos periodistas, marque la ruta que deben seguir nuestros pueblos para fortalecer eso mismo, una historia de hermandad que se remonta a la lucha por nuestra independencia, al nacimiento de nuestras repúblicas.

Desde muy joven debía venir con frecuencia al local policíal que está ubicado aquí al costado, junto a este  Teatro, la principal comisaría de la ciudad y caía por aquí, no por mi no negada mala conducta, sino por mis primeros meses de periodista, mis primeras notas policiales, mis primeras noticias.

Gracias a la amistad que tenía con un oficial, padre de un querido y recordado compañero de estudios de apellido Martino, tenía acceso al cuaderno de ocurrencias, que no era facilitado a cualquier periodista y donde estaban registrados incidentes como robos, asesinatos, violaciones, choques y atropellos, ahí estaban las noticias que se convertían en titulares de primera página y que me convencieron debía dejar mis estudios de pedagogía para dedicarme de lleno al periodismo.

Me di cuenta que poco ganaba peleando con policías,   que es mejor llevar la fiesta en paz para seguir teniendo acceso a las noticias, salvo que cometieran algo muy grave que mereciera ser denunciado.

Han pasado muchos años, más de medio siglo y ahora, cuando se acerca la hora del adiós, quiero decirles que lo que me está faltando es hacer un esfuerzo por corregir aquello que sigue siendo preocupación de peruanos y chilenos.

La Guerra del Pacífico se produjo en 1879, y después de transcurrido casi siglo y medio, las heridas siguen en carne viva y persiste la desconfianza, como si la guerra hubiese ocurrido ayer y sin embargo sesenta años después ocurrió otra guerra, en la que hubo millones de muertos, muchísimos más que en la Guerra del Pacífico y países como Francia y Alemania ahora son parte de una misma comunidad, viven en paz, comparten una misma moneda, han curado sus heridas, intercambian, sin fronteras, sus productos y servicios, han superado algo que nosotros no somos capaces de superar. Aprendamos de ellos.

La Segunda Guerra Mundial fue una guerra atroz, algo que no debe volver a ocurrir, pero los humanos no aprendemos y tenemos que sufrir, a la distancia, el abusivo ataque de Rusia contra Ucrania y de Israel contra Palestina.

Fue Bernardo O´Giggins Riquelme quien se definía como “chileno de nacimiento…y peruano por gratitud”. O´Giggins fue un militar y político chileno que estudió en su país, pero también en el Perú y en Inglaterra, luchó junto a Don José de San Martín por la independencia de nuestros países. Fue el primer gobernante de Chile independiente, pero en algún momento tuvo que dejar su país para exiliarse en el Perú. Aquí el Estado le concedió el grado de Gran Mariscal y entregó una hacienda donde pasó sus últimos días.

Tenemos que honrar a nuestros héroes, sí, por supuesto, pero también tenemos que hacer un esfuerzo de comprensión mutua y de cooperación para reconstruir los vínculos de una identidad compartida, enmendar el quiebre provocado por la guerra y promover un acercamiento que nos ubique en ese mundo global de estos días, el mundo que soñaron nuestros libertadores.

Desde entonces han ocurrido muchas cosas, una de las cuales, innegable, es el crecimiento del intercambio comercial. Son miles y miles de chilenos que ingresan todos los días a Tacna, buscando mejores precios para los productos o servicios a los que quieren acceder.

Hace medio siglo era al revés. Cuando trabajaba en el diario Correo acostumbraba a ir a Arica, a veces solamente por el gusto de pasar un fin de semana y aprovechaba de comprar telas para que sastres ariqueños me confeccionen ternos y también compraba zapatos cuando tenía la suerte de encontrar una de esas colas que se armaban en las tiendas del centro de Arica y compraba lo que hubiese. Eran tiempos de Salvador Allende, la moneda chilena se había devaluado y con pocos soles los peruanos nos dábamos la gran vida en Arica.

Fue el presidente Allende quien le dijo al alcalde de Lima, en 1971,Estamos ya cansados de que nos entreguen dosificadamente culturas ajenas a nuestros sentimientos y a nuestra realidad. Aquí en Lima se vive y se siente la fuerza creadora de la cultura autóctona de nuestros pueblos.

Agradezco este diploma y las llaves de la ciudad, que simbólicamente están destinadas a abrir una puerta. Esta puerta, yo lo sé, señor Alcalde, está abierta para las mujeres y los hombres de Chile. Abiertas están también las amplias de mi Patria, en el litoral o en la montaña, en el Norte o en el Sur, en las tierras, en la Universidad o en la usina, para que llegue a ella el hombre del Perú, hermano de siempre”.

 

Miles de peruanos tomaron en serio ese ofrecimiento y ahora se suman a la población de Santiago, Arica, Iquique, Antofagasta, Rancagua, Concepción o en esa bella región de los lagos, en el sur.

Después aquí en Tacna fuimos testigos del escape de numerosos ciudadanos chilenos que tuvieron que huir de la dictadura de Pinochet. Cruzaban la frontera a pie y algunos acudían a la redacción del diario Correo en busca de auxilio.

Algunos usaron nuestro país para seguir viaje a Norteamérica o Europa, pero entre nosotros quedó un colega periodista con quien conservo una bonita amistad, es un maestro del periodismo radial, se llama Miguel Humberto Aguirre. Con cariño le decimos Migua.

En el plano económico, ahora las cosas han cambiado, el péndulo de la historia nos ubica en una situación que somos los peruanos los que podemos ofrecer productos y servicios más económicos, con la diferencia que, a pesar que hemos tenido algunos gobiernos de izquierda radical, nuestra economía todavía no colapsa y no padecemos esa hiperinflación que suelen ocasionar los gobiernos irresponsables.

Bienvenidos amigos de Arica, los visitantes de Chile nos ayudan a que Tacna se sostenga de manera importante gracias a su visita.

Pero quiero también referirme a algunos de los problemas comunes que tenemos los periodistas del Perú y de Chile.

Tenemos que navegar en un mar de redes sociales a las que acceden las nuevas generaciones, lamentablemente muchas veces con informaciones falsas, con mentiras que distorsionan la realidad. Por eso pienso que perdemos credibilidad, la gente desconfía de los medios de comunicación, han bajado los salarios de los periodistas, existe una feroz competencia debido a que cada año las universidades entregan títulos profesionales ahora de comunicadores, a jóvenes ansiosos de triunfar en este mundo de soñadores.

La realidad de los diarios, revistas, estaciones de televisión y emisoras de radio, nos dicen a ratos que los periodistas somos algo así como una especie en vías de extinción. En todo el mundo cierran diarios y algunas veces porque los lectores no encuentran buen periodismo.

Eso nos motiva a tener que superarnos todos los días y por eso es necesario que intercambiemos experiencias y conocimientos, los periodistas de Perú y Chile, para capacitarnos mutuamente.

Ese puede ser uno de los elementos que consideremos en una agenda de cooperación mutua, como supongo lo están haciendo las instituciones policiales para enfrentar a las mafias modernas, las organizaciones criminales, cada vez más sanguinarias y peligrosas.

Debo mencionar que en el capo de la salud y la reciente epidemia del Covid 19 demostró que, en lugar de trabajar juntos para enfrentar un problema común, cerraron la frontera y cada uno trató a la peste a su manera. Nosotros tuvimos, lamentablemente, la peor manera de cómo se trató a la peste a nivel mundial.

“Una investigación sobre la salud mental de periodistas durante la pandemia por Covid-19 revela que los periodistas de Venezuela, Ecuador y Perú presentan riesgos de somatización, ansiedad, insomnio y depresión. “En este momento, en América Latina, el periodismo es una profesión de riesgo para la salud mental de quien lo ejerce”, aseguró Byron Fernando Bustamante, sicólogo y el principal investigador de la Universidad Técnica Particular de Loja, en Ecuador en entrevista con LatAm Journalism Review (LJR). No dudo que pueda ocurrir lo mismo con los colegas periodistas de Chile. Finalmente, 27% de los periodistas peruanos encuestados dijo que se encontraban en riesgo de suicidio, junto con el 19% en Ecuador y el 10% en Venezuela”.

Son varios los temas que podríamos enfrentar juntos para beneficio de todos.

Tenemos que cambiar aquello que estamos haciendo mal y una cosa que está mal, pero cuya solución todavía está en nuestras manos, es trabajar por una mayor cooperación entre los periodistas. Somos nosotros los que debemos dar el ejemplo debido a que jugamos un papel importante en la formación de la opinión pública.

Tenemos que trabajar por un derrotero capaz de construir un camino que acabe con los temores y la desconfianza que impide el desarrollo a ambos lados de la frontera, una cultura de Paz. Pero no se trata solamente de Tacna y Arica, se trata del Perú y de Chile que compartimos más de 8 mil kilómetros de litoral.

Muy cerca de Lima estamos construyendo un puerto con capacidad para recibir los enormes buques modernos que nos unirán de mejor manera con el mercado asiático y lo mismo está ocurriendo con el aeropuerto internacional Jorge Chávez.

No debe existir ninguna duda que el destino de nuestros países es trabajar unidos, cada vez más unidos.

Quiero aprovechar esta oportunidad para instar a mis colegas peruanos y chilenos a trabajar juntos por mejorar nuestras relaciones y no nos detengamos en nosotros mismos, subamos la mirada y hagamos el esfuerzo pensando que lo que haremos será en beneficio de nuestros públicos, nuestros pueblos, nuestros países.

Repito, somos los llamados a dar el ejemplo para señalar y buscar esa ruta que nos ayude a eliminar el recelo y la desconfianza.

Otro problema que compartimos es la lejanía a los centros de poder político. Arica en el extremo norte de Chile y nosotros en el extremo sur del Perú, con gobiernos que suelen olvidar nuestras respectivas necesidades.

Tal vez más adelante las autoridades en Chile puedan encontrar fórmulas que incluyan disculpas y las peruanas saber perdonar. Tal vez podamos ver por ejemplo como un buen día encuentren una mejor solución al tema del Huáscar, que tuve la suerte de visitar en Talcahuano.

Trabajemos juntos por defender la libertad de prensa, por unir a nuestros pueblos, por una cultura de paz.

Francisco Ugarteche Domínguez

Miembro del Consejo Consultivo del Colegio de Periodistas del Perú.

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