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sábado, noviembre 23, 2024

PARA SER MIEMBRO PERFECTO DE UN REBAÑO DE OVEJAS, UNO TIENE QUE SER, ANTE TODO, UNA OVEJA

Fue Albert Einstein el que pronunció por primera vez este dicho que aparenta una redundancia, pero encierra una de esas verdades que por evidentes suelen ser ignoradas.

Existen múltiples organizaciones de personas debido a que somos por naturaleza gregarios, nos gusta estar en compañía de otros humanos, semejantes y mientras menos diferencias tengamos entonces nos sentiremos mejor, buscamos a nuestros iguales.

Somos y nos comportamos muy parecido a como transitan las manadas por la sabana africana y actuamos según el clima, ambiental o político, pero en manada al fin.

Einstein se percató de ese detalle y escogió a las ovejas para subrayar nuestra predisposición a conformar algún rebaño, renunciando fácil y cómodamente a nuestras individualidades.

Podemos decir fácilmente que se trata de una broma o exageración del científico, aunque debemos reconocer que es una de esas verdades necesarias y universales que preferimos desconocer.

En los rebaños humanos existe una suerte de competencia por alcanzar la perfección, en el mejor y más saltante detalle  característico de la manada.

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