Es un dicho que tiene que ver con personas que no calcularon bien el alcance de sus pretensiones y perdieron.
Es ir a presentar una denuncia en la comisaría y quedar detenido debido a que había una orden de captura en su contra.
Ir por lana y salir trasquilado es entablar un juicio a un presunto deudor y terminar pagando más de lo que estaba reclamando.
Es acudir al banco a reclamar un supuesto descuento indebido y percatarse que su deuda es mucho mayor a lo que pensaba.
Es desafiar a golpes a un adversario, político o de amores y terminar masacrado, abollado, herido.
Es aventurarse en un nuevo negocio con la idea de ganar mucho dinero y terminar perdiendo todo lo invertido.
Antiguamente se decía trasquilar a cruces, al castigo que aplicaban a judíos y blasfemos, sin orden, de cualquier manera, como algunos trasquilan sus ovejas.