Es una manera de ver y aceptar que alguien consiguió aquello que uno mismo también podría haber querido, es alegrarse por el éxito de otra persona, es festejar que el destino favoreció de manera exagerada al amigo, colega, vecino, camarada.
Cuando Dios manda algo a San Pedro, a los otros apóstoles no les queda más que aceptarlo, así lo dispuso el señor y lo proclamó heredero de la iglesia que estaba fundando.
- Jaimito se acaba de sacar la lotería, ahora es millonario.
- A quien Dios se la dio San Pedro se la bendiga.
Es también otra manera de decir donde manda capitán no manda marinero, si lo dispone la superioridad, al resto no le queda otra opción que acatar y respetar esa decisión.
- La suerte de Henry, lo eligieron presidente
- A quien Dios se la dio…..
Las decisiones no necesariamente vienen de Dios, muchas veces corresponden al ejercicio democrático del voto.
- Pero Dina no sabe dónde está parada.
- …San Pedro se la bendiga.
A veces cuesta creer que esté sucediendo algo que no estuvo nunca dentro de nuestros cálculos, ni programas, pero así son las cosas y la manera resignada de aceptar una realidad que no necesariamente compartimos es recordando este dicho que se remonta a los inicios de la religión católica.