El significado de la frase es fácil de comprender. No se trata de rezar y esperar que Dios con un milagro resuelva nuestros problemas, el dicho alude a que nosotros debemos poner también de nuestra parte para solucionar aquella situación que nos aflige.
Y la pregunta cae de madura ¿a qué mazo se refiere el dicho? Y los expertos nos remontan hasta San Bartolomé, uno de los doce apóstoles que fue a predicar a la India, donde dejó una copia de Mateo en arameo y con Judas Tadeo en Armenia y Azerbaiyán.
San Bartolomé se cruza en el camino con un hombre a quien se le malogró una rueda de la carreta y le pide al santo que lo ayude, que le haga el milagro de resolver el problema que tenía y Bartolomé le responde que hablaría a Dios para que lo ayude, pero mientras tanto él debía continuar martillando con el mazo.
En la Capilla Sixtina está la imagen de San Bartolomé que sostiene en sus manos un lienzo con el auto retrato de Miguel Ángel, algo que fue descubierto recién en el siglo pasado.
Existen cuadros que representan a San Bartolomé resucitando a los hijos del rey de Armenia Polimio y liberando a su hija poseída por el demonio. Fue torturado y asesinado por Astiages, hermano de ese rey.
Pídele ese milagro a Dios, a San Bartolomé, pero también pon de tu parte para salir de esa situación.