Dos son las guerras que en estos días se libran en el desierto peruano, en toda su costa, la de las grandes empresas urbanizadoras empeñadas en transformar los pequeños y fértiles valles en grandes ciudades y la guerra de los agro- exportadores que hacen todo lo contrario, transforman el desierto en fértiles tierras dedicadas a la agricultura moderna.
Lima es el mejor ejemplo de lo que sucede con los valles costeños, la totalidad de sus tierras de cultivo fueron sembradas de cemento. Ahora, para alimentar a esa gran población depende de la producción de otras regiones.
La antigua ciudad que fue lo que conocemos como el centro de Lima es apenas uno de sus distritos más pequeños, mientras con el tiempo fue cambiando el uso de las tierras de grandes haciendas en urbanizaciones que hospedan a miles, a millones de familias.
Llegué a conocer Lima separada del Callao por grandes extensiones de verdes chacras que fueron desapareciendo hasta que no quedó ninguna y lo mismo sucedió hacia el cono Norte, Sur y Este, por la carretera central.
No han construido sobre el mar debido a que debe ser muy costoso, pero ya escucho a soñadores que proponen proyectos como los de Dubai, famosa por las islas palmeras, artificiales.
En otros lugares se libra una guerra diferente, los grandes proyectos de irrigación como Chavimochic en Trujillo, Majes en Arequipa y Olmos en Lambayeque, son apenas una muestra del esfuerzo de peruanos emprendedores que invierten fortunas para llevar rápidamente al Perú a las grandes ligas de la exportación mundial.
He visto crecer Chavimochic y esa irrigación puede seguir creciendo mucho más con la construcción de obras como la represa de Palo Redondo, son miles de hectáreas ganadas a la agricultura en lo que hace poco era solamente un desierto. Son miles de puestos de trabajo formal, con beneficios sociales y seguridad para sus familias.
Son dos guerras paralelas que marcan el destino de un país que crece de manera vertiginosa, un país adolescente dijo el doctor Sánchez, que en lo político sigue mostrando rasgos de una indómita adolescencia.