Muy distinta a la historia de la aguja y el camello es un dicho de los millennials, que a la hora de hacer “la chanchita” apuntan al cuello con el dedo índice y confiesan:
- Toy aguja
Y eso merece una explicación que debe comenzar por precisar que “la chanchita” es la colecta entre los miembros de un grupo para juntar dinero y pagar una cuenta, comprar algo que consumirán en grupo, el taxi, un pollito con papas o los anticuchos.
Y estar aguja significa que, aunque lo paren de cabeza, no va a caer ni un sol de sus bolsillos, algo frecuente entre jóvenes y adolescentes con ganas de mataperrear.
Millennials les dicen a los nacidos después del año dos mil, con el cambio de siglo, con el cambio del milenio.
En tiempos de recesión, cuando la economía del país se contrae entonces aumenta el desempleo, la pobreza y el hambre, millones de peruanos están aguja, como los millennials.
En fiestas de fin de año, de Navidad, es cuando peor se siente esta condición que hunde en la tristeza a los más humildes, dolores de cabeza, calambres y hasta diarrea afectan a los más vulnerables, la depresión invade una población cansada de engaños políticos, de estafa gubernamental, de fraude judicial.
Una sociedad aguja, pobre, maltratada, humillada y cansada de ver que los sueños se esfuman con el tiempo y la esperanza, que nunca se pierde, se va apagando en el horizonte.
Toy aguja es una confesión que esconde una protesta contra una realidad que podría ser diferente, una manera que reconoce carecer de dinero y maquilla una condición que segrega, discrimina y arrincona a los que menos tienen, a los que no tienen nada