Algo que estábamos esperando demora en ocurrir, pero finalmente sucede, llega con la lentitud que el tiempo infinito lo permite y satisface, tarde, pero satisface una ansiada expectativa.
Nunca encierra una condena perpetua que suena inaceptable a quienes aguardaban esa noticia, que puede cambiar el rumbo de su vida.
Llega tarde, pero llega, con la fuerza de una verdad que sabe premiar la paciencia.
Tarde quiere decir después de la hora, del día o del año que habíamos previsto tenía que suceder, pero sucede y aplasta al pesimismo y nos inyecta el estímulo que hacía falta para persistir.
Más vale tarde que nunca dijo Javier Milei a los argentinos que soñaban con poner fin al populismo. La economía argentina se había convertido en ejemplo de lo que otros países no debemos hacer. Se precipitaba hacia una hiperinflación, como la que tuvimos los peruanos en los 80.
Lo que ocurre con varios jugadores de la selección es que se han aburguesado, dijo alguien por ahí, entonces ya no corren, no luchan, no pelean, han perdido la vergüenza, han caviarizado el fútbol.
Más vale tarde que nunca le dijo Oblitas a Jorge Fossati, cuando se quedó sin uñas luego de cada partido dirigido por Reynoso.
Soy inocente, hace más de 20 años que me dieron el indulto gritó Fujimori y un buen día le volvieron a abrir las puertas del penal de Barbadillo.
“En estos momentos que vivimos en el país, un indulto como el que se ha dado es como una cachetada al país, y una cachetada que nos duele en el alma” dijo el Cardenal Barreto. Mira tú. Más vale tarde que nunca conocer del alma de alguien que dice predicar el perdón de Cristo pero no lo practica.
¿Cuándo van a castigar a Odebrecht y sus socios constructores? No lo sé, pero más vale tarde que nunca ¿no?.