Cuenta una historia que un día dos viajeros cabalgaban por el antiguo camino. Tendieron unos cueros de camero y a corta distancia dejaron sus caballos que se encontraban cansados por el largo viaje desde Tarata y al pasar por la Quebrada del Diablo deciden descansar unos breves instantes, es cerca de media noche, una densa niebla “Kamanchaca” cubría el camino.
De pronto, escucharon unos pasos que se acercaban, un desconocido estaba delante de ellos y los invitaba entrar en su mansión a pasar la noche. En ese instante los arrieros se dan cuenta que a pocos pasos se encontraba la mansión y llevados por una fuerza mayor lo siguen. Ramón y Pedro así se llamaban los arrieros, asombrados por lo que veían mucha comida, fruta, licores finísimos y joyas de oro el señor decía:
– Esos son mis tesoros
Al ver tanta riqueza junta uno de ellos asombrado exclamó:
– ¡Jesús!…
Y al instante desaparece todo, al amanecer se dieron cuenta que tal mansión no existía y todo era como un mal sueño, sin entender a ambos qué les había sucedido esa noche, lo extraño fue que cada uno al día siguiente tenía en su mano una moneda de plata de tiempo del Rey, y ellos asociaron al caballero de esa noche con el diablo “Supay”. https://literaturadetacnadanielykevin.blogspot.com/.
De niño escuché hablar de esta quebrada y como cualquier niño me asustaba y crecí observando desde el 3er piso de las 200 casas esa parte del cerro Intiorko, donde
aparentemente termina, a espaldas del escudo gigante dibujado con siemprevivas.
Al diablo lo imaginamos de muchas maneras y en mi caso fue cambiando de forma y de color, según mi edad: al comienzo era rojo, con cuernos, una larga cola y un tridente; luego lo vestí con terno, elegante con bigotes bien cuidados y zapatos de charol, también lo he visto con sotanas y últimamente con un librito en la mano aparentando ser un predicador. En el año 2020 el cauce seco se activó, como muchas otras quebradas en la costa peruana después de casi un siglo y barrió con las viviendas asentadas en su recorrido- El trágico saldo de tres muertos y más de 200 casas afectadas. Los damnificados bordean los dos mil.
Cuentan que también desenterró tumbas clandestinas de asesinatos y ejecuciones extra judiciales de la época de la guerra con Chile.
Han pasado casi cuatro años y los damnificados de la Quebrada del Diablo siguen esperando que alguien se acuerde de ellos, no solamente para reconstruir o reubicar a quienes perdieron sus casas y negocios sino los sobrevivientes que confían todavía puedan realizar alguna obra de prevención ante el temor de un nuevo huayco que arrase la zona en la próxima temporada de El Niño.