Castigar al fiscal Rafael Vela Barba fue como en tauromaquia el jinete incrusta la pica o rejón en el lomo del toro con ánimo de ponerlo más bravo. Remover a la fiscal Marita Barreto colmó el vaso, fue una segunda garrocha que hizo saltar al animal.
Los caviares no durmieron, reaccionaron ayer de madrugada y adelantaron una operación que dispuso la intervención de oficinas fiscales, domicilios de asesores de la fiscal Patricia Benavides y detención de uno de ellos acusado de un cabildeo ilegal.
Lo de Vela, recordemos, le costó el cargo al anterior fiscal de la nación que se atrevió a indagar sobre el contenido del acuerdo secreto firmado con Odebrecht. Entonces entró a tallar el presidente Martín lagarto Vizcarra.
Ningún funcionario, propietario, ni representante de Odebrecht, ni de ninguna de las otras empresas brasileñas, ni del Club de la Construcción, está tras las rejas. Ellos se llevaron el grueso del dinero del festival de obras corruptas.
Hubo complicidad de presidentes, ministros, congresistas, abogados, notarios y periodistas, está probado, pero estos recibieron propinas al lado de los miles de millones de dólares que fueron a dar a las cuentas de constructores brasileños y peruanos, todos libres.
Los caviares cómplices de Odebrecht, saltaron hasta el techo, quieren la cabeza de la fiscal Benavides, pueden ir presos si efectivamente se investiga aquello que Vela y Pérez no investigaron y aflora la identidad de los “codinomes”.
Investigar a Nicanor Boluarte por usar a funcionarios públicos en la organización de un nuevo partido político o al premier Otárola por contratar amigas en el Estado, pusieron a la fiscal Benavides contra las cuerdas por quienes ejercen el poder político en estos días.
Al cargamontón se suman personajes del ejecutivo y un regimiento de abogados defensores, luego de conocerse que la fiscal presentó acusación constitucional por homicidio calificado contra Dina Boluarte, Alberto Otárola y ex ministros del interior implicados en las muertes ocurridas durante los disturbios hace un año, entre diciembre y marzo.
A Patricia Benavides le debemos el fin del gobierno de Pedro Castillo y el comienzo del régimen de Dina Bouarte.
La noche de los cuchillos largos significó en Alemania el asesinato de 85 opositores de Hitler y el triunfo de una política que condujo al mundo a la Segunda Guerra Mundial.