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sábado, noviembre 23, 2024

LA CANASTA

 

Desaparecieron las canastas tejidas de caña, de carrizo, que usaban las señoras para ir de compras al mercado a mediados del siglo pasado. Todas caminaban con sus canastas que llenaban de frutas, legumbres, carnes y hortalizas, de los insumos para la cocina.

Las señoras con sus canastas no necesitaban bolsas de plástico y las bolsas de papel, que se usaban en las tiendas de abarrotes, no eran aparentes para transportar papas, cebollas o camotes.

Ellas solían ir de compras acompañadas por alguien que las ayude con la canasta, que podía volverse muy pesada, debido a que tampoco habían inventado los pequeños carritos de plástico de dos ruedas y esqueleto de aluminio que se han puesto de moda en los mercados.

Piura es una de las pocas regiones que conserva la tradición de las canastas, alega Pocho Castro Machado, gua paisano.

Fue una época diferente a la actual, sin bolsas de un plástico que apenas asomaba con nombres que también dejamos de usar como la baquelita, para referirnos casi a lo mismo.

La baquelita es uno de los primeros usos prácticos que los inventores del plástico encontraron a ese material que podía ser fundido, enfriado en un molde y endurecido, para dar nacimiento a objetos como tazas, platos, juguetes o cajas de teléfono.

Ahora los usos del plástico son múltiples y lo tenemos tanto en nuestra vida que ha llegado a convertirse en grave problema mundial, relacionado con el medio ambiente.

Cambiamos las canastas por bolsas de plástico que en todo el mundo buscan desaparecer, debido a que millones de toneladas de residuos plásticos contaminan los océanos y amenazan con acabar con la vida marina.

Hay toda una regulación mundial que aconseja ir desapareciendo las bolsas de plástico y las leyes son cada vez más estrictas. Tal vez llegue el día que volvamos a las canastas.

Cestería es el arte de los tejedores de canastas que producían también unas muy pequeñas para la venta de frambuesas.

 

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