Tacna es una tierra de hombres y mujeres valientes, rebeldes y uno de los numerosos ejemplos es el criollo Francisco Antonio de Zela y Arizaga, chalaco casado con la tacneña María de la Natividad Siles y Antequera, que escogió este lugar para dar el primer grito de libertad, la primera insurrección armada contra los españoles, en el Perú de 1811, inspirada en corrientes ideológicas de influencia masónica, con una bandera de cuatro campos triangulares de colores azul y blanco y con el apoyo de Ramón Copaja, Toribio y José Rosa Ara, entre muchos otros, en contacto con los rebeldes de Río de la Plata de José Castelli.
El segundo grito de Tacna fue en 1813 con los hermanos Enrique y Juan Francisco Paillardelli, Manuel Calderón de la Barca, José Gómez y las fuerzas de Manuel Belgrano, derrotadas en el Alto Perú, cuando venían desde Argentina. Los independistas de Tacna fueron derrotados en la batalla de Camiara.
En 1841 Tacna fue ocupada por tropas bolivianas expectoradas por guerrillas encabezadas por Juan Bautista Ramos en Azapa, José María Lavayén en Sama y Manuel de Mendiburu, Justo Arias y Aragüez y José Rosa Ara en Locumba.
Francisco de Paula Gonzales Vigil, nacido en Piedra Blanca, elegido ocho veces diputado y senador, uno de los más brillantes políticos peruanos en los primeros años de la república, supo oponerse a pretensiones de Bolívar y la mayor parte del país le decía amén.
Pasó a la posteridad cuando comenzaba el debate de la acusación al presidente Gamarra, por violar la constitución y dijo “me apresuro a emitir mi opinión en la tribuna para que sepa mi patria, y sepan todos los pueblos libres, que cuando se trató de acusar al Ejecutivo por haber infringido la constitución, el diputado Vigil exclamó yo debo acusar, yo acuso”. (El Tacnazo de Morales Bermúdez).