Conocí en mi vida numerosas imágenes santas debido a la costumbre que conservo de visitarlas en cada ciudad, en cada pueblo que el trajín del trabajo me llevó, pero solamente una vez participé en una peregrinación a una de estas imágenes y fue hace muchos años, adolescente aún, a la Virgen del Rosario de las Peñas, en Arica.
El santuario está ubicado en un lugar inaccesible para vehículos, al noreste de Arica, muy cerca de territorios del Perú y de Bolivia y para llegar tuve que caminar varias horas entre quebradas muy estrechas, bordeando cerros, por peligrosos caminos de arrieros.
Naty Sotomayor fue quien me animó a esta aventura religiosa que no puedo ni quiero olvidar porque fue una invitación a un mundo misterioso y desconocido, donde se mezclan tradiciones y ritos que te sumergen en el túnel del tiempo y transportan a una realidad paralela que muy poco se conoce, difícilmente se comprende sin participar alguna vez en esta aventura.
No hay hoteles ni hospedajes y los peregrinos pugnan en la noche por acceder a unas casonas con piso de tierra que generosamente albergan a todos los que buenamente consiguen acomodarse. Naty era amiga de una de las danzantes que disponía de ciertas facilidades.
En el día lo primero es ir a la larga cola que se forma para acceder al templo donde está la venerada imagen, pequeña, de piedra, incrustada en la enorme montaña.
Son varias las historias que intentan explicar el origen de una tradición que no conoce de nacionalidades, comienza mucho antes de la guerra, seguramente a pocos años de la llegada de los españoles.
Todas coinciden con un suceso extraordinario, milagroso, que salvó la vida de una niña asediada por una serpiente, o de una anciana que cuidaba ganado o con el incendio de un templo en un pueblo boliviano y un teniente que salvó su imagen.
Son varias las historias, aunque todas con un mismo mensaje, “Quiero que se me honre en este mismo sitio. Vendrán muchos peregrinos con grandes sacrificios y no han de caber en este lugar”.
Y miles de peregrinos se reúnen los primeros días del mes de octubre entre los que figuran decenas de compañías de danzantes de Tacna y Arica. Los cantos, bandas de músicos y bailes en la puerta del templo se suceden todo el día, desde muy temprano en la mañana y prosiguen toda la noche, sin parar. Los que abren la fiesta generalmente son de la Compañía Tacna N° 1 y grupos de danzas religiosas como Los Morenos del Señor de los Milagros y de Santa Rosa de Lima.
Está prohibida la venta de licor y la mayoría de los asistentes va en agradecimiento a un milagro concedido o para suplicar a la Virgen a superar alguna crisis de un familiar enfermo o pasando por alguna situación muy difícil.
Cada vez que voy a Tacna visitó la imagen de la Virgen del Rosario de las Peñas, en la iglesia del Espíritu Santo, en el Alto de Lima.