La mayoría demócrata que eligió a María del Carmen Alva y José Daniel Williams Zapata, en la presidencia del congreso, está en duda a partir de la detención de algunos cómplices de Pedro Castillo.
Se ha corroborado que parte de las coimas de Sada Goray fue a dar a manos de congresistas de oposición, a quienes se les compró el voto para impedir la vacancia de Pedro Castillo.
Así de manera sencilla se encuentra la explicación a varias votaciones en las que se impuso la izquierda sobre esa mayoría que de pronto dejó de serlo.
Por eso el temor a que la próxima mesa directiva caiga en manos de los radicales, de los cómplices de las asonadas que con el cuento de la Toma de Lima causaron desmanes en esta ciudad a la caída de Pedro Castillo.
Topos dicen a las personas que se infiltran en organizaciones para desde ellas actuar al servicio de sus adversarios, en el caso de los políticos son aquellos que habiendo sido elegidos por un partido de derecha terminan votando junto a los de la izquierda.
Las coimas de Sada Goray, ahora se sabe, compraron varios congresistas que de pronto cambiaron el sentido de sus votos y esto ocasionó cismas al interior de las bancadas parlamentarias.
Ahora falta confirmar el nombre del allegado a Castillo encargado de comprar congresistas y que no ocurra lo mismo que con los codinomes de Odebrecht o los vladivideos, que pasan al capítulo de los eternos misterios sin resolver.
En el caso de los congresistas es relativamente fácil de solucionar. Si queremos ser prácticos será suficiente con analizar la conducta política de los congresistas, la inclinación contranatura de sus votaciones.
Suena increíble, está en manos de los topos la elección de la próxima mesa directiva del congreso, son ellos los que inclinan la balanza a uno u otro lado.