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sábado, noviembre 23, 2024

HAYA EN MOQUEGUA

Vamos a Moquegua esta noche, dijo Luis, va a hablar Haya de la Torre y siempre es interesante conocer qué es lo que dice este político, líder de los que luchaban por el retorno a la democracia. Morales Bermúdez no resistía más tiempo la tensión del descontento popular, no había pasado ni un año y tuvo que recurrir a una fuerte devaluación del sol, tratando de corregir el desastre económico que heredó de Velasco.

 

Todas las decisiones que adoptaba estaban orientadas a intentar recuperar la confianza de los inversionistas privados, nacionales y extranjeros, que de ninguna manera querían apostar por el Perú, después del proceso brutal de estatizaciones y expropiaciones.

 

La dictadura de Velasco, con el pretexto de la revolución de las fuerzas armadas, había incautado cuanta empresa se les cruzó por el camino. Sus coqueteos con Fidel Castro y Salvador Allende nos pasaron una factura que aún en estos días no terminamos de pagar.

 

El descontento popular motivó la suspensión de las garantías constitucionales, atropelladas todas desde hacía mucho tiempo e impuso el toque de queda, consistente en prohibir la circulación de personas durante la noche, desde las once.

 

Al final de 1977 y principios de 1978, se desató el furor por las elecciones para una asamblea que tendría por misión elaborar una nueva Constitución, que reemplazaría la de 1933 que en adelante regiría los destinos del Perú.

El ex presidente Belaúnde se negó a participar, reclamaba elecciones para retornar directa y definitivamente al sistema democrático. Alegó que se trataba de una asamblea “parametrada”.

 

El partido aprista, con Haya a la cabeza, emprendió una campaña para ganar la mayor cantidad de votos y era el mismísimo fundador de esa agrupación el que encabezaba las manifestaciones en las principales ciudades del país.

 

Volver a ver a Haya en persona se convertiría en una desilusión. Sentado en un antiguo y cómodo sillón, sobre el estrado, dormitaba bajo la mirada celosa y vigilante de un grupo de sus seguidores entre los que distinguí a un joven alto, parecía jugador de basket Alan García saludó afectuosamente a Rey de Castro a quien había conocido en España, era amigo de sus hijos, me contó Luis y esa fue la única vez que estreché la mano a quien después sería dos veces presidente de la república.

 

Ganó Haya pero a la gente le dio igual. El vivo vive del sonso y el sonso de su trabajo. Haya estaba casi muerto cuando firmó la constitución y no tuvo fuerzas para más. Murió el 2 de agosto de 1979 y con él se fue todo un capítulo de la historia de la política peruana.

 

 

 

 

 

 

 

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