El Partido Republicano, conservador, ganó ayer las elecciones en Chile y ellos proclaman la decisión de mantener la constitución que los gobierna. Es la segunda derrota consecutiva del gobierno y constituye un severo llamado de atención a la política de Gabriel Boric, el joven presidente izquierdista.
Alcanzaron el 35.6 % de los votos. La coalición gubernamental de izquierda tuvo el 28 % y la derecha tradicional que se presentó como Chile Seguro tuvo el tercer lugar con 21.6% de los votos.
De modo que los radicales chilenos que pretendía instaurar un régimen como el venezolano, del socialismo del siglo XXI, tendrán que olvidarse de sus absurdas pretensiones de querer cambiar hasta el nombre del país, su himno y su bandera.
Anteriormente, en el plebiscito para aprobar la constitución propuesta por la anterior asamblea, en setiembre del año 2022, se registró un rechazo abrumador a lo que fue calificado como un mamarracho delirante de la izquierda comunista.
Hubo un 62% que rechazó esa constitución izquierdista frente a un 38.1 % que la aprobó. El primer gran traspié del gobierno de Boric. Ayer se produjo el segundo consecutivo a un gobernante que no da la talla para afrontar los graves retos económicos que afronta ese país.
En ese espejo deben mirarse los izquierdistas criollos que insisten en posiciones que busca imponer el Foro de Sao Paulo, contra el deseo y voluntad de pueblos acostumbrados a vivir en libertad.
Quieren imponer el comunismo a la fuerza y por eso recurren de manera insistente a la violencia por lo que no será extraño que vuelvan las protestas callejeras que un día obligaron al gobierno de Piñera a convocar la asamblea constituyente.