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sábado, noviembre 23, 2024

VICTOR MANUEL SOTO BALTAZAR

Desde niño destacó por su sobresaliente inteligencia que le hacía fácil hacerse del primer puesto en el salón de clases, desde transición hasta el 5to de secundaria y luego en la Escuela Normal. Se graduó de profesor y quería seguir estudiando y vino a Lima para ingresar a la Universidad de San Marcos, donde siguió con esa buena costumbre del primer puesto hasta graduarse de abogado.

Fue como un hermano mayor con el que vivimos en las 200 casas, razón por la que recibíamos la visita frecuente de su madre la señora Juana, una mujer bondadosa que sentía la ausencia de Víctor, pero se alegraba por sus éxitos, que se convertían en alegrías familiares.

Juana llegaba con canastas de higos, choclos y otros productos de su chacra en Magollo, donde igualmente lo extrañaba Gabriel, hermano menor de Víctor, con quien tuve contacto antes de la Pandemia y sospecho seguirá viviendo en Ica.

Los deseos de superación de Víctor no tenían límites, recuerdo que, a pesar de desempeñarse como Juez, en tiempos de la reforma agraria, decidió buscar nuevos horizontes y por eso viajó a España.

Entonces fue que comencé a perderle el rastro debido a que en esos años todavía no habían inventado esta maravilla de las computadoras personales y los teléfonos celulares. La comunicación era muy complicada.

Conocí a su hija actriz y la recibí para conversar de la televisión y el teatro en España, en Madrid, que es donde trabaja. Me contó cómo a su padre no le iba tan bien, ni remotamente parecido a lo que se había propuesto y aunque ella no me lo dijo, supongo tuvo que pagar el precio de la discriminación hacia los sudacas, que es como nos dicen.

La migración no siempre trae consigo aquello que se busca, sueña o aspira, a veces los migrantes sufren el desprecio de algunas personas al sentirse amenazadas por la llegada de extraños, por muy brillantes que puedan ser.

Los sueños a veces nos pueden conducir a lugares remotos, extraños, ajenos. Víctor murió hace algunos años en Madrid, lejos de su tierra, de Magollo, de su familia, de la gente que siempre le mostró cariño, buscando una ilusión que no pudo alcanzar.

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