La agresión contra un congresista en Arequipa rebasó los límites de la tolerancia y me extraña y preocupa que policías, testigos del hecho, no llevaran al agresor a la comisaría, donde debió quedar detenido hasta que un fiscal decida su suerte que no podría ser otra que la cárcel.
Atacar con los puños hasta golpear a cualquier persona es delito y el asunto es más grave si la agresión es contra una autoridad, un congresista elegido por el pueblo.
Ocurrió en Arequipa, cuando un grupo de fanáticos se lanzó contra el parlamentario de Acción Popular Edwin Martínez, que no es de los niños.
Similares agresiones sufrieron en los últimos días representantes de distintas bancadas políticas, por lo que es fácil deducir se trata de una nueva estrategia adoptada por los extremistas, Sendero Luminoso, descontentos con la prisión del golpista y corrupto ex presidente Pedro C astillo.
Los terroristas no se resignan haber dejado escapar el poder que lograron tener en sus manos y perdieron por la impericia de un gobernante que ahora se victimiza como el profesor de escuela rural discriminado por razones raciales.
Ese cuento se lo ha tragado hasta el presidente de los Estados Unidos, pero no es extraño que los gringos no lleguen a entender la política peruana y siempre terminan protegiendo a sus enemigos naturales que son los comunistas, de todo pelaje y agrediendo a quienes defienden el sistema democrático.
La guerra declarada por Sendero Luminoso con el Estado peruano estalló en los años 80 y no ha terminado. Decenas de soldados y militares han muerto y siguen muriendo estos días, víctimas del grupo terrorista.
Ahora tienen representantes en el parlamento nacional, al extremo que llegaron a colocar a un presidente de la república que, engolosinado con el poder se excedió en su ambición económica y política y pretendió instaurar una dictadura como en Cuba o Venezuela y fracasó por su evidente incompetencia.
Me da la impresión que, a ratos, el gobierno de Dina Boluarte se excede también en el grado de tolerancia con quienes cometen actos terroristas a vista y paciencia del país entero, en vivo y en directo por la televisión.