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sábado, noviembre 23, 2024

INFORMAR O ALENTAR


Por Antero Flores-Araoz

Cuando hay manifestaciones públicas de protesta, hay muchos actores que entran en juego, por un lado los manifestantes, por otro las autoridades, así como también la población y la prensa.

No creo que nadie dude que la protesta en sus diversas expresiones y manifestaciones es un derecho de los ciudadanos, no solo reconocido constitucionalmente sino también por compromisos internacionales.

Sin embargo, como lo hemos advertido muchas veces, no toda protesta tiene legitimidad, pues para ser ejercida como derecho, requiere SER pacífica y sin armas, pero si esos requisitos no se dan y se vulnera el orden público, estamos frente a transgresiones legales que pueden llegar hasta la perpetración de delito.

Más aún, cuando se declara por la autoridad política estado de emergencia, sea nacional o focalizada, pueden suspenderse algunos derechos, entre los cuales está el de reunión, con lo cual las manifestaciones que se hicieran vulneran la normatividad legal.

El papel de la prensa en las protestas, tiene relevancia muy singular, pues ella tiene el deber de informar frente al derecho correlativo de la sociedad de ser informada, pero correctamente, con veracidad y objetividad, y sin alentar que las protestas puedan revertir en violentas.

Pudimos ver en las protestas de noviembre de 2020, que concluyeron con la dimisión del presidente Manuel Merino, una prensa mayoritariamente irresponsable que, queriéndolo o no, alentó los actos de violencia, al estar repitiendo día y noche los irresponsables estribillos de aquel entonces.

Felizmente en las marchas de protesta del 19 de enero, por lo general la prensa cambió de actitud y se dedicó a informar con la verdad, instando a que se hiciesen en forma pacífica.

Sin embargo, las recientes marchas de protesta a las que nos hemos referido adolecieron de legitimidad, pues no puede ser inocente y pacífico el llamado a “TOMAR LIMA”.  Ésa sola expresión es elocuente y denota ánimo violentista, atentatorio contra lo establecido para cambiar su fisonomía.

No fue DÍA DE PROTESTAS como lo señaló un diario cuyo nombre se escribe sobre color rojo, ya que ello es en el fondo darle connotación inocente a protestas en que se incendió un antiguo e importante inmueble en el damero de Pizarro, a escasos metros de la Plaza San Martin.

En las mismas marchas se levantaron adoquines de calles y plazas, para como armas lanzarlos al igual que proyectiles, contra los policías, quienes resistieron estoicamente y a los que también aventaron trozos de cemento obtenidos al romper sardineles y demás mobiliario urbano, con los cuales asimismo causaron daños a propiedad pública y privada.

Quienes participaron de marchas que eran para “TOMAR LIMA”, sabían que ello era vulnerar la tranquilidad pública, no eran pues angelitos ni probos ciudadanos, salvo que fueran tan desaprensivos que tendrían que ser tratados psicológicamente.

Tomándome una licencia, debo agregar como si fuese un lema cívico que, FUERZAS DEL ORDEN DESARMADAS, NO SERÁN RESPETADAS.  Por falta de portar armamento, ni siquiera tendrán carácter disuasivo, además ellas no reprimen como se escucha, ¡ponen orden!. Debe ponerse correctivos.

 

 

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