Algunas veces tuvimos gobernantes ineptos y muchas veces los padecimos corruptos pero pocas veces como ahora ineptos y corruptos a la vez.
Los ineptos pasan a la historia casi desapercibidos, para quienes solo quedan frases de resignado consuelo como Pérez Godoy, Alan en su primer gobierno o los efímeros Paniagua y Sagasti y para los corruptos queda el poder de la justicia que muchas veces demora como la tortuga, pero confiamos les alcance como últimamente con Fujimori, Toledo, Kuczynski y Vizcarra.
Pero lo que tenemos ahora es una combinación letal de un grupo de wachiturros de la política que no son de izquierda ni derecha, cero a la izquierda acusa lapidario el izquierdista Hildebrandt.
Rojos tuvimos en la política peruana desde mediados del siglo pasado, desde que apareció ese color en el mapa de la política mundial y el partido que primero los agrupó ha corrido la misma suerte que los demás partidos, por ahí está con la fuerza que solo alcanza para decir que siguen vivos.
La caída del muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, marcó el fin de una era en la que el mundo estuvo dividido entre capitalistas y comunistas. Los alemanes derribaron el muro que los mantuvo prisioneros durante 30 años que duró la aventura del marxismo leninismo que algunos desfasados invocan en sus conjuros partidarios.
La combinación de ineptitud y corrupción fue descubierta temprano por los organismos de control diseñados por la constitución para frenar precisamente aquello que comenzó a ocurrir hace 15 meses.
La contraloría general de la república detectó actos irregulares que la fiscalía califica como delitos de una organización criminal y el congreso camina con pies de plomo, víctima de maniobras corruptas que lo atan de pies y manos, para que no sancione como corresponde aquellos que están saqueando las arcas fiscales.
La marcha de esta tarde es contra la corrupción, no es contra la izquierda con la que se puede o no estar de acuerdo y es necesaria en el juego pluralista de la democracia.
La marcha es contra aquellos que roban impunemente y usan decretos de urgencia para repartir obras públicas a sus parientes y amigos, con dinero bajo la mesa. A los que confunden el Estado con un botín de guerra y dilapidan los recursos públicos que deberían ayudar a atender las necesidades de los más pobres. La marcha de esta tarde es contra la ineptitud y la corrupción.