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sábado, noviembre 23, 2024

DEFIENDEN LA CORRUPCIÓN

Está clarísimo que al presidente Pedro Castillo no le interesa la prensa peruana y lo ha confesado más de una vez. Dice no lee diarios, ni escucha radio, ni ve televisión. No le importa lo que digan, hagan, piensen, publiquen u opinen. Le importa un bledo.

Pero si le preocupa lo que publican los periodistas extranjeros. Le interesa lavarse la cara ante sus socios de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Lo que puedan pensar de su gobierno en México, Bolivia, Chile y Argentina y nada más. Punto final.

Por eso pasó todo lo que sucedió en la casa de gobierno la noche del último martes, cuando abrió las puertas a los corresponsales extranjeros y la cerró a los periodistas de los medios de comunicación nacionales.

Después los ganfaloneros del gobierno se derritieron en excusas melosas culpando del desaguisado a los corresponsales.

Saben que la batalla la tienen perdida en el Perú, que el uno por ciento de votos corrobora lo que anticipaban las encuestas, que el pueblo peruano repudia no solo su gobierno sino a todos los grupos de izquierda, cómplices del desmadre que vivimos.

Desprecian al periodismo peruano porque saben que al final de cuentas, con un poco de billete lo arreglan rápido y pueden conseguir alinear su artillería contra López Aliaga, el chanchito que no quiere doblar la rodilla en la alfombra roja del palacio.

Saben que con un puñado de dólares pueden conseguir otra absolución para Jorge Luis Salas Arenas y Daniel Corbetto, el voto del congreso y la bendición del cura en la catedral.

Les preocupa que a medida que avanzan las investigaciones fiscales va creciendo el número de prófugos de la justicia y de cómplices delatores de un festival de millones que los empuja al banquillo de los acusados.

No les da vergüenza defender al de la tesis plagiada si, viendo el asunto con calma, también cayeron en eso algunos ministros que están pasando piola.

Sánchez, el de Sarratea va rumbo al refugio de Silva y Fray Vásquez y seguramente tendrán que hacer un campito a los que vienen atrás, hay varios y la fiesta recién comienza.

Me incluyen alegremente en la acusación, brama con ojos desorbitados, como si a alguien le alegrara ver ministros embarrados en disparates administrativos de contubernios corruptos.

Defienden a Castillo porque se están defendiendo a ellos mismos y pretenden que no tienen ningún valor más de 300 folios con testimonios y pruebas de una corrupción que en otras partes basta para encerrar y decapitar a los culpables.

No es posible acabar con la corrupción con congresistas que no se avergüenzan de salir a defender, con alegatos medioevales, una organización criminal que no ha hecho otra cosa que destruir la economía y robar todo lo que tienen al alcance de sus manos.

Ahora se aferran a una constitución en la que no creen, que quieren cambiar para que continúe eternamente el mecanismo de saqueo que tan bien funciona en Cuba y Venezuela.

No tienen sangre en la cara esos que defienden tesis plagiadas, y el circulo vicioso de licitaciones amañadas, coimas y sobornos, ascensos irregulares, nombramientos comprados, corrupción enquistada.

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