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sábado, noviembre 23, 2024

LA EMERGENCIA DEL ESTADO

Vivimos en Estado de Emergencia igual que cuando comenzó la pandemia del coronavirus, como si los indicadores sanitarios no indicaran nada, como si todavía existieran miles de pacientes que necesitan oxígeno, atención en unidades de cuidados intensivos y montones de muertos en los patios de los hospitales.

Lo que sucede es que el Estado de Emergencia permite seguir con los decretos de urgencia que establecen medidas extraordinarias destinadas a garantizar la atención integral en salud en respuesta a la emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus.

Es al amparo de decretos de urgencia que se puede por ejemplo prorrogar el contrato millonario del gobierno con la empresa del hermano del premier Aníbal Torres, que en circunstancias normales no podrían.

Vivimos en Estado de Emergencia debido a que la única emergencia que vivimos es la de un Estado, en manos de gente que ha incurrido en un rosario de irregularidades que la fiscalía sospecha de graves delitos contra la administración pública.

Hoy debemos ir a las urnas a votar por candidatos a alcaldes y gobernadores regionales, en una suerte de plebiscito en el que podremos decirle al gobierno que no es cierto que el pueblo lo respalda.

La gran mayoría del país votará por candidatos que no son los del partido de gobierno, ni de sus aliados por conveniencia. Será un voto de condena al mal gobierno y a estas alturas no sé si por incompetencia o porque deliberadamente cometen aquello que está llevando el país a la ruina.

A veces pienso que lo hacen a propósito para poner a las grandes mayorías de rodillas para que imploraren por un plato de comida, por un bono que les salve la semana, por una limosna que les calme el hambre, por un saco de abono que les libre la cosecha.

Vivimos en Estado de Emergencia porque eso es lo que mejor les permite manejar las cosas como las están manejando, a espaldas de las regulaciones, normas y reglamentos para la concesión de obras públicas que nada tienen que ver con la emergencia sanitaria.

Vayamos a votar con la mente fría pensando en la oportunidad que puede ser la última para frenar una debacle que puede ser aún mayor.

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