Formaban un trío simpático y divertido, no cantaban como las Pandora pero inyectaban juventud, alegría, creatividad y entusiasmo al equipo de Radio Bethel.
Evelyn Delgado debía mantener el orden de la programación de spots y promociones de distinto origen, para anunciar los próximos programas, eventos y convenciones, convocatorias y saludos, comunicados y avisos.
Sonreía con toda la cara, de oreja a oreja, aunque en lo profundo de su corazón abrigaba el dolor de una pena muy íntima que sabía olvidar con la fe inquebrantable en Jesús.
La otra Evelyn, Mera, bajita también, sonreía inclinando la cara como queriendo esconder un sentimiento de alegría cuando se preparaba para imitar las voces de niños pequeños para la promoción del programa infantil.
Mona, le dije el día que supe que nació en Ecuador y ella rió con una mirada que penetra la vista y advierte que te estás equivocando con ella, que le resbalan las ofensas y provocaciones, que prefiere estar bien con Dios y con su iglesia.
Y Betzabeth Abanto, Bechi, dueña de unos seductores ojos verdes que le valían el apodo de gata, tenía un caminar felino, silencioso, rápido, procurando pasar inadvertida pero dispuesta siempre a resolver los apuros y necesidades de los demás.
Es una artista, creativa, habilosa para hacer escenografías con un poco de papel de colores, unos globos, tijera y plumones. Se entretenía haciendo tarjetas de saludo por el día del padre o cumpleaños, que conservo con cuidado.
Igual que las Evelyn, tiene a Dios por delante y el recuerdo imborrable de su padre fallecido que la acompañan en el calor de una familia cristiana.
Las tres buscan estos días maneras diferentes de proveer un aporte a sus familias, confiando termine pronto ésta fatal pandemia. Tres muchachas que con su juventud daban la cuota de optimismo y renovación que toda empresa necesita.