Miles de trabajadores mineros marcharán hoy por las calles de Lima, Arequipa y Cusco exigiendo al gobierno del presidente Castillo frene la agresión a la gran minería.
Así como ayer ocurrió con Cuajone, el centro minero de Las Bambas, uno de los más grandes del mundo para la explotación de cobre, está paralizado cerca de dos meses ocasionando pérdidas de más de US$ 400 millones en exportaciones y más de S/ 220 millones en rentas para el Perú y la región Apurímac.
Son 75 mil familias afectadas directamente por la pérdida de su centro de trabajo, debido a la política de un gobierno que promovió estas acciones que anteriormente, hace pocos meses, significó la destrucción de campamentos mineros en Ayacucho y bloqueo de carreteras en varias otras minas.
Los anteriores presidentes del consejo de ministros Guido Bellido Ugarte y Mirtha Vásquez Chuquilín sentaron las bases para lo que hoy es un clima adverso para la gran minería. Aníbal Torres, el actual premier, ya lo hemos visto, no tiene voluntad de solucionar el problema.
Se han registrado incendios provocados la noche del martes en Las Bambas de la empresa china MMG Ltd y el proyecto Los Chancas de la mexicana Southern Peru Copper Corp, en la región de Apurímac que tiene planificado invertir ahí 2,600 millones de dólares.
Los manifestantes han destruido instalaciones, varias camionetas y equipos valiosos que ponen en riesgo no solamente esos centros mineros, uno en su primera etapa de explotación y el otro aún en exploración. Es el destino de la gran minería lo que está en juego en estos días y con ello el 70% de ingresos del país por concepto de exportaciones.
Las áreas de los denuncios mineros son invadidas por mineros informales, como ha sucedido anteriormente en otras regiones, para caer por tiempo indefinido en rudimentarios y contaminantes procesos de explotación que no aportan ni un sol de impuestos al fisco nacional.
Demás está decir que es gracias a las exportaciones que podemos adquirir comida como trigo, soya, maíz y diversos productos que no produce la agricultura nacional, así como petróleo, medicinas y tecnología, que tampoco producimos.
Todo esto ocurre cuando en el mundo el precio del metal rojo alcanza sus mejores precios. Es como si los enemigos del Perú hubiesen planificado la destrucción de la economía nacional.
Ayer cerraron el suministro de agua en Cuajone y contaminaron el reservorio, quemaron campamentos mineros en Ayacucho y ahora en Apurímac y no hay ni un detenido, no hay culpables de los actos de terrorismo que cometen impunemente, con la complicidad del gobierno.