Que alguien proponga cambiar la Bandera del Perú no llama la atención en estos días de descalabro institucional, cuando tenemos un gobierno traidor que pretende ceder parte de nuestra soberanía para que Bolivia tenga salida al mar.
Tampoco sorprende que la bandera que proponen sea muy parecida a la de Bolivia, con los colores verde, rojo y amarillo, buscando confundirnos hasta en nuestros símbolos patrios.
A nadie llama la atención que la propuesta salga de las filas del partido de gobierno, de alguien que fue elegida en la fórmula que encabeza el presidente que confesó al periodista mejicano que quiere ceder parte de nuestro territorio y que el pueblo lo aprobaría en un referendo.
Lo que si me sorprendió es que sea una congresista nacida en la ciudad de Tacna la involucrada en esta propuesta que desnuda la verdadera intención de la izquierda radical.
Tacna es precisamente la ciudad de la Bandera, la ciudad que se caracteriza por el respeto y la veneración que se cultiva al símbolo patrio, entre herederos de las víctimas de medio siglo de cautiverio, de familias heroicas que dieron la vida por defender al Perú.
¿Dónde se educó Nieves Limachi Quispe que no le enseñaron a cantar “Mi patria y mi bandera”?
¿Qué ha pasado en mi tierra para que la traición se apodere de sus gentes? ¿Cómo pudieron elegir congresista a una traidora como su líder Castillo Terrones?
A esos traidores que reniegan de 200 años de república hay que decirles que en esos 200 años murieron miles, cientos de miles de peruanos por defender esa bandera que la perfidia pretende olvidar.
Grau y Bolognesi murieron por defender la enseña roja y blanca que la deslealtad quiere cambiar por una bandera boliviana ¿alguien duda del espíritu felón de los rojos criollos?
Castillo y los traidores se deben ir y muy pronto salvo que “niños” t otros traidores lo sigan protegiendo.