Desde hace tiempo circula en las redes sociales un breve video de una sesión del congreso chileno en el que un parlamentario responde, precisa y aclara a la señora que preside la sesión, que ella ocupa el cargo de presidente, no de presidenta.
Me atrevo a comentar el tema debido a que algo así podría repetirse en algún momento, aquí en Lima.
“Diputado le voy a pedir que cuando se dirija a mí en este puesto me diga presidenta, no presidente, nos ha costado años que nos respeten y nos reconozcan” dijo la dama que presidía la sesión.
A lo que el diputado respondió: “Quiero decirle que el participio activo del verbo atacar es atacante, el de salir es saliente, el de cantar es cantante y el de existir es existente”.
(Se denomina «participio activo», o participio de «presente», a la palabra acabada en «nte», que denota la acción del verbo, en sentido gramatical).
“ En el verbo ser, nte significa el que tiene la identidad definitiva del que es, por ello cuando queremos nombrar a la persona que denota la capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo se añade el término ´nte´, así que el que preside se llama presidente y nunca presidenta, independientemente del género masculino o femenino del que realiza la acción”.
“Eso es todo, ¡presidente!”, finalizó así el diálogo.