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miércoles, noviembre 27, 2024

MURIO LA SEÑORA DEL QUIOSCO

Falleció la señora Yolanda, del quiosco donde compro los diarios desde hace años. Me lo contó su hija Sonia en el día de la madre y fue una manera triste de comenzar el último domingo, cuando me disponía a disfrutar de un día de fiesta.

Yolanda había dejado de ir a su quiosco desde hacía varias semanas, cuando perdió fuerzas para levantarse en la madrugada y caminar hasta el distribuidor, el mayorista que cubre San Borja y de donde venía con el auxilio de un taxi, un lechucero que cerraba así su rutina diaria.

Abría el puesto a las cinco de la mañana auxiliada por la débil luz del alumbrado público mientras el semáforo marcaba el latido de la noche. Estaba casi ciega, se movía de memoria y era mejor pagarle con el dinero exacto, se equivocaba en el vuelto pese a que había distribuido las monedas en distintos bolsillos del chaleco, según su tamaño.

Difícil me resultó conversar con Sonia después que me contó que había muerto su madre, que su hermano cubrió los gastos del sepelio pero que también cargó con lo poco de valor que había dejado.

Ahora Sonia tiene que atender el quiosco y salir en la pequeña bicicleta para dejar los periódicos bajo la puerta de algunos fieles suscriptores.

Yolanda fue parte del paisaje que me acostumbré a ver cada mañana, como a su sonrisa con la que comentaba en este servicio que me temo tiende a desaparecer, cuando también desaparezcan las últimas generaciones criadas con esta forma de enterarnos de lo que está ocurriendo en el mundo.

Se había dado cuenta que los jóvenes no compran diarios, que es una costumbre reservada para los que nacimos en otro siglo, para quienes no estamos convencidos que lo mismo podemos encontrar en el teléfono, en la computadora, en la radio o el televisor.

Todo apunta a que en un futuro no muy lejano dejen de existir los canillitas, como que de hecho ahora resulta muy difícil cruzarnos en el camino con un muchacho voceando las noticias con un paquete de diarios bajo el brazo. Los canillitas, como Yolanda, son una especie en grave peligro de extinción.

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